Tsunamis como el ocurrido en 2011 en Japón o el de 2004 en Indonesia fueron originados por movimientos sísmicos. Este tipo de tsunamis suelen ser muy destructivos y, por ende, son más
conocidos. No obstante, existe otro tipo de tsunamis, debidos a avalanchas, que, aunque suelen ser de menor amplitud que los primeros, al producirse cerca de la costa tienen también una gran capacidad destructiva. De hecho, la mayor ola medida nunca fue la que provocó el derrumbe de la ladera de una montaña en la Bahía Lituya en Alaska, producida en 1958 por un terremoto. La ola generada por la avalancha alcanzó los 524 metros de altura.
Ante este tipo de fenómenos, ¿es posible predecir los efectos de un tsunami?